sábado, 30 de noviembre de 2013

Soporte Vital Básico



El soporte vital básico (SVB) es el conjunto de procedimientos que se aplica a las víctimas que presentan una parada cardiorrespiratoria (PCR), y que están dirigidos a sustituir primero, y reinstaurar después, la función fisiológica del corazón y de los pulmones, aportando el oxígeno necesario a las células del organismo y, especialmente, a las del cerebro.

La finalidad terapéutica es restablecer la respiración y la circulación eficaz de forma precoz, preservar la circulación cerebral, observar signos de hipoxia e hipovolemia.

La posibilidad de supervivencia a una parada cardiorrespiratoria depende de la aplicación de la cadena de supervivencia, ya que todos sus eslabones aumentan las posibilidades de recuperación.


Los eslabones de la cadena son:

1) Alerta precoz del sistema de emergencias (SVB)

Una vez identificada la PCR, la primera medida es la activación de los servicios de emergencias sanitarios.

2) Atención básica precoz

La iniciación de medidas de RCP debe comenzar lo antes posible, ya que la probabilidad de que una víctima sobreviva tras una PCR está relacionada con la precocidad con la que se comienzan las maniobras de RCP (cada minuto sin RCP la supervivencia disminuye un 10%)

3) Desfibrilación precoz

Sólo se puede aplicar en caso de taquicardia ventricular sin pulso (TVSP) y fibrilación ventricular.

4)Soporte Vital Avanzado (SVA)

Indica la necesidad de completar la estabilización de las funciones vitales y la actuación sobre la causa desencadenante.
En el SVA se establecerá la ventilación mecánica si fuese necesaria y se administrarán los líquidos y medicamentos que se requieran en cada caso.

  • En la aplicación de las maniobras de soporte vital básico se incluyen los siguientes procedimientos: 

  1. Analizar la situación y asegurar la escena, para garantizar la seguridad del reanimador (socorrista) y de la víctima. 
  2. Evaluar el nivel de consciencia de esta última. 
  3. Abrir la vía aérea y comprobar la respiración. Si es necesario, realizar ventilaciones de rescate. 
  4. Restablecer la circulación (mediante un masaje cardiaco externo). 
  5. Restablecer la respiración (mediante respiración artificial). 
  6. Continuar con las maniobras de RCP. 
  7. Aplicar un DESA lo antes posible, si se dispone de él.


1. Analizar la situación y asegurar la escena. 

Antes de iniciar cualquier maniobra de reanimación, es necesario analizar la situación y aplicar las medidas necesarias que garanticen la seguridad del socorrista, de la víctima y de posibles terceras personas que se encuentren en el lugar del accidente.

2. Evaluar el nivel de consciencia

Para poder evaluar el nivel de consciencia de la víctima, nos arrodillamos junto a ella colocándonos a la altura de sus hombros, para determinar si está o no consciente.

Protocolo de actuación:

1. Sujetamos a la víctima por los hombros, zarandeándola con suavidad.

2. Le hablaremos en un tono alto y claro, preguntándole o pidiéndole algo.

Si la víctima responde a algún estímulo es que está consciente. Entonces se le deja en la posición que se le ha encontrado y se le vuelve a evaluar periódicamente.

Si la víctima no responde a algún estímulo es que está inconsciente, por lo que tenemos que pedir ayuda, llamar al 112 y abrir la vía aérea.


3. Abrir la vía aérea

La obstrucción de la vía aérea se produce, generalmente, como consecuencia de la caída hacia atrás de la lengua, por falta de tono muscular (víctimas inconscientes) o por la existencia de algún cuerpo
extraño (sangre, comidas u objetos) que la víctima pueda haber aspirado. Para abrir la vía aérea se aplica la maniobra de frente-mentón, que consiste en una hiperextensión del cuello, con la cual evitamos que la lengua se interponga en el paso del aire hacia los pulmones.

Protocolo de actuación:
  1. Colocar a la víctima en decúbito supino sobre una superficie dura, plana y lisa, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo. 
  2. Pedir ayuda 
  3. Situarse de rodillas junto a los hombros de la víctima para realizar la maniobra de frente-mentón (colocando una mano en la frente y la otra en el mentón, se inclina la cabeza y se eleva la barbilla). 

4 . Comprobar la respiración


Con la vía aérea abierta, debemos comprobar si la víctima respira con normalidad y de manera espontánea. Si no es así, es necesario aplicar maniobras de reanimación.

Protocolo de actuación:

Tenemos que colocarnos de rodillas junto a la víctima y explorar su respiración. En este proceso 1 ver, 2 oír, 3 sentir no debemos tardar más de 10 segundos.


1. Ver el movimiento del tórax, observando si asciende y desciende espontáneamente

2. Oír la entrada/salida del aire escuchando con la oreja junto a la nariz de la víctima

3. Sentir la humedad y calor del aire exhalado sobre nuestra mejilla


5. Colocar a la víctima en posición lateral de seguridad (PLS)

La posición lateral de seguridad (PLS) se utiliza cuando la víctima esta inconsciente pero respira con normalidad, para mantener la vía aérea abierta, evitar el atragantamiento y la aspiración de vómitos.

Protocolo de actuación:

Para colocar a un adulto o a u niño en PLS debemos:

  1. Retirar las gafas y cualquier objeto que pueda tener en los bolsillos. 
  2. Arrodillarnos junto a la víctima y colocarla en decúbito supino y con las piernas estiradas. 
  3. Separarle del cuerpo el brazo más cercano a nosotros y ponerlo con el codo en ángulo de 90o. 
  4. Colocarle el otro brazo flexionado por encima del tórax, con la mano apoyada contra la mejilla del otro lado. 
  5. Flexionar su pierna más alejada hasta formar un ángulo resto con el cuerpo. 
  6. Girarle hasta colocarle en decúbito lateral, tirando de la pierna flexionada (por encima de la rodilla) y del brazo del mismo lado. 
  7. Poner su pierna superior de tal forma que cadera y rodilla formen un ángulo recto. 
  8. Colocarle la cabeza inclinada hacia atrás para mantener la vía aérea abierta 
  9. Abrigar a la víctima para evitar la pérdida de calor, utilizando una manta de supervivencia. La manta de supervivencia forma parte de un botiquín básico. Si no disponemos de una manta de supervivencia, podemos utilizar cualquier prenda de abrigo. 



6. Restablecer la circulación

Cualquier alteración del sistema cardiocirculatorio que se manifieste por parada cardíaca o por alteraciones graves en el ritmo cardiaco debe ser tratada aplicando la técnica del masaje cardíaco externo.

El masaje cardíaco externo consiste en aplicar compresiones en el centro del pecho (tórax), para comprimir el corazón entre el esternón y la columna vertebral, con el fin de provocar la salida de la sangre acumulada en su interior a través de los vasos sanguíneos y transportarla hacia todos los tejidos del organismo.

Protocolo de actuación:


  1. Colocar a la víctima en decúbito supino en el suelo o sobre una superficie plana y rígida. 
  2. Aflojarle la ropa, retirando todo lo que pueda comprimir el cuello (pañuelos, corbatas...), así como collares que puedan dificultar las compresiones. 
  3. Arrodillarnos a un lado de la víctima, a la altura de los hombros. 
  4. Colocar el “talón” de una mano sobre el esternón de la víctima, en el centro del pecho. 
  5. Colocar el talón de la otra mano sobre el dorso de la primera entrelazando los dedos, procurando que estén rectas y no se apoyen sobre el pecho de la víctima. 
  6. Con los brazos extendidos, y perpendiculares a la víctima, presionar sobre las manos para comprimir verticalmente el esternón (unos 4 o 5 cm en adultos, de 2 a 3 cm en niños y de 1,5 a 2 cm en los bebés (sístole). La maniobra es muy cansada, por lo que se trata de aplicar la compresión con el peso de nuestro cuerpo, sin flexionar los codos. 
  7. Relajar la presión que se aplica sobre el tórax sin perder el contacto con la piel (diástole). 


Realizar 30 compresiones torácicas, repitiendo el movimiento de forma rítmica, a un ritmo de 100 compresiones por minuto (aproximadamente d2 compresiones por segundo).
Siempre que se pueda, combinaremos las compresiones con la ventilación o respiración artificial (30 compresiones/ 2 insuflaciones).
Si la víctima se recupera, colocarla en PLS.

7. Restablecer la respiración

Cuando la víctima no respira espontáneamente y no hay una obstrucción visible de la vía respiratoria, se deben aplicar, lo antes posible, las técnicas de respiración artificial.

Existen diferentes métodos para restablecer la respiración. Cada uno de ellos tiene indicaciones concretas y específicas, pero el método de elección es el denominado boca a boca en cualquiera de sus variantes (boca a boca, boca a boca-nariz, boca a nariz), aunque también puede utilizarse ambúes, mascarillas y protectores faciales.

A) Procedimiento de boca a boca 

Para realizar el boca a boca a un adulto, debemos:

  1. Arrodillarnos a un lado de la víctima (que debe estar en decúbito supino sobre un plano duro y liso, y con las piernas estiradas). 
  2. Asegurarnos de que está abierta la vía respiratoria. 
  3. Taparle los orificios nasales, pinzando con los dedos índice y pulgar de la mano que se apoya sobre la frente. 
  4. Realizar una inspiración profunda, reteniendo la mayor cantidad de aire posible. 
  5. Colocar nuestra boca cubriendo la boca de la víctima (“beso de la vida”), para evitar las pérdidas de aire durante la insuflación. 
  6. Insuflar la mayor cantidad de aire posible en la boca de la víctima y observar si asciende el tórax (cada insuflación dura aproximadamente un segundo). 
  7. Retirar nuestra boca de la boca de la víctima, ladeando la cabeza para observar si desciende su tórax. 
  8. Realizar 2 insuflaciones sin intervalo de tiempo y continuar con 30 compresiones. 
  9. Solo interrumpiremos el procedimiento cuando la víctima respire con normalidad 
  10. (entonces se le coloca en PLS). 

Si se realiza en niños pequeños o en bebes, se harán las siguientes modificaciones:


- Cubrir con nuestra boca la boca en los niños; y la boca-nariz en los bebes.

- Insuflar menos cantidad de aire y con menos intensidad y hacerlo cada tres segundos en niños y cada dos segundos en bebés. Esta secuencia es necesaria para mantener la frecuencia respiratoria del niño o del bebé. En condiciones normales es mayor que en el adulto.

Los pulmones de un bebé son mucho más pequeños que los del socorrista, por eso se necesita menos de una respiración completa para llenarlos; hay que ser especialmente cautos y cuidadosos al realizar la respiración artificial en víctimimas de estas características.




B) Procedimiento de ventilación manual con ambú.



Para realizar la ventilación mediante un ambú (también llamado balón de resucitación autoinflable), debemos: 

  1. Mantener la mascarilla pegada a la cara de la víctima, de forma que cubra su boca y nariz. 
  2. Sujetarla con los dedos índice y pulgar de una mano (fijación y sellado de la mascarilla). 
  3. Presionar sobre la bolsa, con la otra mano, para insuflar el aire en las vías respiratorias. 
  4. Dejar de presionar la bolsa para facilitar la salida de aire (espiración). 
  5. Pueden ir conectados a una fuente de oxígeno, lo que facilita el proceso de ventilación. 


REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR (RCP) BÁSICA 
La reanimación cardiopulmonar (RCP) es la realización conjunta de los procedimientos de masaje cardíaco externo (compresiones torácicas) y de la respiración artificial, cuando se produce una parada cardiorrespiratoria (PCR).

Estos procedimientos se aplican cuando la víctima está inconsciente y hay ausencia de respiración normal. No es necesaria la palpación del pulso en la arteria carótida, sobre todo cuando la persona que lo lleva a cabo no sea experta, pues el dato obtenido no es exacto y retrasa el inicio de la reanimación. Dicha palpación tiene validez solo si quien la realiza es personal sanitario.

No hay que olvidar que la PCR debe resolverse en el mismo lugar en el que ocurre, lo antes posible y en función del número de socorristas:

- Si hay dos socorristas para aplicar los procedimientos de RCP, uno de ellos debe realizar la técnica del masaje cardíaco externo, y el otro la respiración artificial, situándose el primero a la altura del pecho y el segundo de la cabeza de la víctima, o bien una a cada lado.

- Si hay un solo socorrista, este debe realizar los dos procedimientos, alternando cada uno de ellos, empezando por el masaje cardíaco (compresiones torácicas), para continuar con la respiración artificial.


Protocolo de actuación en adultos:

Para explicarlo más visualmente, aquí os dejo un esquema del algoritmo de RCP básica, sacada  de la Guía práctica de intervenciones enfermeras, de FundenFormación.






Protocolo de actuación en niños y bebés (de o a 12 meses):


  1. Existen grandes diferencias entre el protocolo de adultos y el de niños y bebés, en estos casos los pasos a seguir son:
  2. Iniciamos siempre el procedimiento con 5 ventilaciones de rescate. 
  3. Continuamos con la secuencia de 30 compresiones seguidas de 2 insuflaciones, 
  4. utilizando el procedimiento boca-nariz, en el caso de que haya uno o dos socorristas no sanitarios. La secuencia será de 15 compresiones seguidas de 2 insuflaciones (relación 15:2) si hay dos reanimadores sanitarios. 
  5. Repetimos la secuencia hasta que llegue ayuda o a la víctima recupere la función respiratoria. En este último caso, se le coloca en PLS y se llama al 112. 
  6. Si no se recupera, continuamos con las maniobras de RCP hasta que podamos disponer de un DESA. En caso de disponer en ese momento de uno, debemos tener en cuenta que se puede utilizar en niños entre uno y ocho años, pero usando atenuadores de energía. 
  7. Inmediatamente la RCP durante 2 minutos (con un solo reanimador, durante 1 minuto), antes de llamar al 112. 
  8. Finalmente hay que continuar hasta que llegue ayuda cualificada; el niño recupere la respiración y la circulación, o el reanimador esté exhausto.

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