Hoy vamos a finalizar con el tema de las constantes vitales hablando de la presión arterial y del balance hídrico o balance de líquidos.
La presión o tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre circulante sobre las paredes arteriales, que llega bombeada desde el corazón.
La tensión arterial depende de tres factores intrínsecos al organismo:
- La fuerza del latido cardíaco: si la contracción cardíaca es muy potente, la sangre sale despedida con mucha fuerza.
- La cantidad de sangre expulsada por el corazón en cada latido (Gasto cardíaco): Cuando el volumen de sangre expulsado aumenta, la presión ejercida es mayor.
- De la resistencia periférica: Está relacionada con la capacidad de deformación de las paredes de las arterias, su elasticidad, su tono y la viscosidad de la sangre.
Podemos diferenciar dos tipos de presión:
- Presión sitólica o máxima: esta es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes arteriales en el momento de la sístole o contracción ventricular.
- Presión diastólica o mínima: es la fuerza que hace la sangre contra las paredes arteriales en el momento de la diástole o relajación ventricular.
La presión arterial se va a medir en milímetros de mercurio (mmHG), dando el valor de la diastólica en primer lugar, que será el más alta, y la sistólica en segundo, que será más baja. Los valores dentro de los que se encuentra una presión normal varían según la edad de la persona:
- En los niños los valores normales oscilan entre 60-90 mmHg para la máxima y 40-50 mmHg para la mínima.
- En un adulto de edad media los valores normales están entre 120-130 mmHg para la máxima y 70-80 mmHg para la mínima.
- En el caso de los adultos de edad avanzada la normotensión se encuentra entre 140-150 mmHg para la máxima y 80-90 mmHg para la mínima.
Hay además múltiples factores que hacen variar estos valores: el sexo (el masculino tiene una presión mayor al femenino), el ciclo circadiano (es como un reloj biológico que tenemos las personas; aquellas que siguen este ciclo suelen tener una presión más baja por la mañana y más alta por la noche), la raza (por ejemplo, la raza negra tiene una mayor presión que la blanca), el ejercicio físico, la temperatura (cuanto mayor es la temperatura más desciende la presión), emociones, estilo de vida, ciertos fármacos, patologías...
Tenemos dos métodos para observar la presión arterial: el cruento y el incruento.
El método cruento consiste en la introducción de un catéter en una arteria. Es el más fiable puesto que nos ofrece un dato más exacto, pero se necesita perforar una arteria para colocarlo y por lo tanto se limita su uso a la necesidad.
El método incruento es el que se utiliza habitualmente y se caracteriza por ser rápido y no provocar daño al individuo. Se puede realizar en dos lugares: en el brazo (arteria braquial) o en la pierna (arteria poplítea).
El equipo que vamos a necesitar es un esmigmomanómetro y un fonendoscopio (en caso de tener un tensiómetro digital ya no sería necesario el fonendo, pero lo que explicaremos a continuación es la forma manual de medir la presión arterial).
Técnica
Colocaremos el manguito en la zona deseada, a unos 2-3 cm por encima de la arteria. Colocaremos la goma sobre ella, a no ser que en el manguito se nos lo indique mediante señales o dibujos de otra forma. Es conveniente en la medida de lo posible que la arteria esté a la altura del corazón y que la ropa no presione el miembro. Una vez colocado el esfigmomanómetro palpamos la arteria hasta localizar el pulso. A continuación colocamos justo encima del lugar en el que hemos palpado el fonendoscopio y comenzamos a inflar el manguito hasta unos 20 o 30 mmHg por encima de lo que podríamos esperar en el paciente. Vaciamos a unos 2 mmHg por segundo y valoramos los sonidos escuchados, denominados "ruidos de Korotkoff". Cuando dejemos de oir dichos sonidos desinflamos y anotamos el resultado obtenido.
El primer sonido detectado es la Presión Sistólica, un sonido claro de una pulsación, mientras que el último es la Presión Diastólica, mucho más débil que el inicial).
Existe otro método que solo nos permite valorar la Presión Sistólica. En este caso buscamos el pulso en la arteria correspondiente y sin sacar los dedos de ese punto inflamos el manguito. Cuando la presión externa es mayor a la interna dejamos de sentir el pulso. A medida que vamos desinflando, llegará un momento en el que la presión de la arteria será mayor a la del manguito y detectaremos el pulso de nuevo. Esa será la Presión Sistólica.
Existen además equipos de monitorización tanto a nivel hospitalario como ambulatorio, que permiten una valoración frecuente de la presión arterial, programar su medida y fijar una alarma en los parámetros deseados.
ALTERACIONES
- Hipertensión: es aquella presión que se encuentra por encima de los valores 140/90 mmHg. De todas formas, tenemos que tener en cuenta cuales son las presiones normales para cada paciente y la edad que tiene.
- Hipotensión: es aquella menor de 100/60 mmHg. Un tipo especial de hipotensión es la Hipotensión ortostática, en la cual la PA al sentarse o ponerse de pie es menor que la que se observa en posición de decúbito.
BALANCE DE LÍQUIDOS
El balance de líquidos o hídrico consiste en la medición de los líquidos ingresados y de los líquidos eliminados por distintas en un paciente.
Para mantener un buen estado de salud ha de existir un equilibrio entre el agua que entra en nuestro organismo y el que sale. El balance se determina midiendo la cantidad que el paciente ingiere y elimina en 24 h. Si el ingreso es mayor a la salida entonces tenemos un balance positivo. Por el contrario, si los ingresos son menores a la salida entonces el balance es negativo. Si ambos datos fuesen iguales el balance sería neutro.
En condiciones normales, el ingreso de líquidos ha de ser de unos 2.400 cc al día. El organismo elimina un volumen que varía entre 2.300 y 2.600 cc al día en condiciones normales.
En los ingresos se tienen en cuenta los ingeridos (líquidos, alimentos y alimentación enteral) y las perfusiones (sueros, sangre, alimentación parenteral...). Entre las salidas están la diuresis, el sudor, las deposiciones, vómitos, aspiraciones gástricas, drenajes, hemorragias...
Y terminamos con las constantes vitales. Espero que os haya gustado. ¡Hasta la próxima!
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