Algunas de las enfermedades que afectan al tejido nevioso son la esclerosis múltiple y la epilepsia a continuación hablaré un poquito de cada una de ellas.
ESCLEROSIS MÚLTIPLE
La esclerosis múltiple (EM) produce la destrucción
progresiva de las vainas de mielina de las
neuronas en el SNC. Esta enfermedad afecta a alrededor de 2
millones de personas en el mundo y
es dos veces más frecuente en las mujeres. El nombre del trastorno describe
la anatomía patológica: en muchas
regiones las vainas de mielina se
deterioran debido al desarrollo
de esclerosis, que son placas o cicatrices duras. La destrucción de las vainas de mielina reduce la velocidad
y luego produce un “cortocircuito” en la conducción de los impulsos nerviosos.
La forma más frecuente de la enfermedad es la EM con crisis
y remisiones, que suele aparecer durante la adultez temprana. Los primeros
síntomas pueden consistir en sensación de pesadez o debilidad en los músculos,
sensaciones anormales o visión doble. Luego de una crisis hay un período de
remisión durante el cual los síntomas desaparecen de forma temporal.
La crisis se repiten a lo largo de los años y el resultado
es la pérdida progresiva de la función con períodos de remisión interpuestos en
los que los síntomas desaparecen.
La EM es una
enfermedad autoinmunitaria, en la que el sistema inmunitario del organismo
desencadena la crisis. Aunque se
desconoce el factor que la inicia, es probable que tanto la susceptibilidad
genética como ciertos factores ambientales sean factores contribuyentes.
Muchos pacientes con esta enfermedad con crisis y
remisiones se tratan con
inyecciones de interferón beta y
el tratamiento pierde eficacia a mediad que la enfermedad progresa.
EPILEPSIA
La epilepsia es una
enfermedad que se caracteriza por crisis breves, periódicas y recurrentes
con alteración del funcionamiento motor, sensitivo o psicológico, aunque casi
nunca se compromete la inteligencia. Las crisis denominadas convulsiones
epiléticas, afectan alrededor del 1% de la
población mundial. Estas crisis se desencadenan cuando millones de neuronas encefálicas producen descargas eléctricas sincrónicas anormales. Como consecuencia, se pueden
percibir luces, sonidos un olores sin que los ojos, los oídos o la nariz los
hayan registrado. Además los músculos
esqueléticos de la persona que
experimenta una convulsión se pueden
contraer en forma involuntaria. Las convulsiones parciales comienzan en un
pequeño foco en un sector del encéfalo y se asocian con síntomas más leves; las
convulsiones generalizadas comprometen áreas más grandes a ambos lados del
encéfalo y ocasionan la pérdida de la conciencia.
La epilepsia tiene muchas causas, entre ellas una lesión
cerebral perinatal (la más frecuente);
trastornos metabólicos, como aporte insuficiente de glucosa u oxígeno en la
sangre, infecciones, toxinas, pérdida de sangre o hipertensión arterial,
traumatismos encefálicos y tumores y abscesos encefálicos. Sin embargo, la
mayoría de las convulsiones epilépticas
no tienen una causa demostrable.
A menudo pueden
evitarse o reducir su frecuencia con fármacos antiepilépticos, como fenitoína,
carbamazepina y valporato de sodio. Un dispositivo implantable que estimula el
nervio vago (X) también logró resultados notables en la reducción de la frecuencia de las convulsiones en algunos pacientes cuya
epilepsia no pudo controlarse con medicación.
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