domingo, 15 de diciembre de 2013

Atención Básica en Convulsiones

Sabemos que nuestros músculos están controlados por los estímulos eléctricos producidos por las neuronas del sistema nervioso central (SNC). En condiciones normales, los músculos realizan su movimiento según nuestra voluntad, pero ante una lesión o infección cerebral, la actividad eléctrica neurológica se vuelve irregular provocando el descontrol de las contracciones musculares: convulsión o crisis convulsiva.

La crisis convulsiva consiste en una serie de contracciones involuntarias e intensas de la musculatura corporal que aparecen tras las descargas cerebrales no controladas que, a su vez, tienen su origen en la excitación de los centros nerviosos.

El inicio de una convulsión suele ser violento o de corta duración. Cuando detectamos unas sensaciones precursoras o aura, debemos estar preparados para las siguientes fases de la crisis convulsiva. De esta forma evitaremos que se produzcan posibles lesiones derivadas de una pérdida de consciencia repentina.

La convulsión no es una patología en sí misma, sino una expresión de un proceso que sucede en el SNC y que puede ser motivado por algunas causas como: enfermedad epiléptica, fiebre elevada, insolación, trastornos metabólicos y adicciones.

Los tipos de convulsiones más comunes son las convulsiones por hipertermia, o convulsiones febriles y las convulsiones por epilepsia.

Convulsiones por hipertermia

Las convulsiones por hipertermia consisten en un cuadro convulsivo febril que afecta, principalmente, a niños pequeños (de entre seis meses y seis años). Los espasmos son consecuencia, casi siempre, del aumento de la temperatura corporal provocado por enfermedades infecciosas (garganta, oídos, etc.), y como reacción del SNC a la hipertermia. No suelen crear mayor problema si se toman las medidas adecuadas, aunque es conveniente el control médico.

  • Signos y síntomas
- La temperatura corporal es superior a 38oC, por una enfermedad infecciosa. Si tocamos al niño, percibiremos que la piel está muy caliente, con rubor y, posiblemente, sudoración.

- Si exploramos el rostro, comprobaremos que la mirada se mantiene fija, desviada o los ojos están en blanco.

- Otros síntomas asociados pueden ser la hipersecreción salivar, la apnea, etc.

- El menor estará inconsciente o con la consciencia alterada.

- Las convulsiones generalizadas predominan sobre las parciales.

- Las contracturas cursan con puños cerrados y arqueando la espalda.

  • Protocolo de actuación:
- Controlamos la permeabilidad de las vías aéreas.

- Protegemos al niño acolchando los laterales del cuerpo para impedir que se produzcan heridas.

- Lo aligeramos de ropa, sin que llegue a enfriarse.

- Bajamos la temperatura humedeciendo el cuerpo.

- Finalizada la crisis, lo colocamos en PLS.

- Efectuamos un control de las constantes vitales.

- Recomendamos el control médico.


Epilepsia

La epilepsia es una enfermedad del SNC que altera la función cerebral, producen cambios en el comportamiento y la atención debido a una excitación anormal de las señales eléctricas cerebrales.
  • Clínica. Síntomas y fases 
La epilepsia cursa con crisis-ataques-convulsiones repetitivos y espontáneos. La secuencia habitual de un ataque epiléptico es la siguiente:


-  Fase 1. Al inicio puede originarse una primera crisis llamada aura o sensaciones precursoras (alucinaciones, contracciones musculares aisladas, etc.). Es posible que se produzca un grito o una pérdida de la consciencia repentina, también en la primera fase.



-  Fase 2. También llamada fase tónica; surgen contracciones musculares fuertes y generales con una pausa en la ventilación, de pocos segundos, siendo posible apreciar una coloración azulada en cara y labios.


-  Fase 3. Es la fase clónica: en ella se producen contracciones musculares de corta duración y generalizadas, como sacudidas, ruidos respiratorios e hipersalivación (con espuma). En esta fase, debemos tener un cuidado extremo, pues la víctima puede morderse la lengua y golpearse la cabeza contra el suelo.


-  Fase 4. En la última fase, la post-convulsiva, la víctima pierde la consciencia durante unos minutos para, seguidamente, despertarse con desorientación, somnolencia, etc. Y sin recordar lo que ha sucedido.

  • Protocolo de actuación 
  1. Llamamos al 112 
  2. Debemos autoprotegernos de posibles lesiones en la actuación sobre la víctima. 
  3. Si es posible, controlaremos la caída de la víctima para minimizar posibles lesiones. 
  4. Retiramos de los alrededores objetos con los que se pueda golpear o lesiones (como objetos afilados o muy calientes) y colocamos cojines o ropa alrededor del cuerpo y bajo la cabeza. 
  5. No sujetaremos a la víctima con fuerza para impedir las convulsiones, sino que dejaremos que estas
  6. sigan su proceso. 
  7. Aflojaremos la ropa 
  8. Comprobamos la vía aérea durante todo el proceso, controlando posibles vómitos y actuando en consecuencia. 
  9. Efectuamos una toma de constantes vitales: Consciencia, ventilación y pulso. 
  10. Colocamos a la víctima en PLS. 
  11. Esperamos la llegada del 112.
Además de toda la información escrita que os dejo, os adjunto un vídeo explicativo elaborado por Cruz Roja.

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